Sendero de Pancorbo

Burgos Parque natural Montes Obarenes-San Zadornil
Sendero de Pancorbo
Dentro del proceso de revisión y mejora de la Red de Sendas del Parque Natural, este PR ha cambiado sustancialmente, incluso su nombre es ahora otro. El sector oriental de la senda circular, que anteriormente transcurría en buena parte por pistas, se adentra ahora en el monte a través de antiguos senderos ganaderos que han sido recuperados al efecto.

El punto de inicio oficial está en La Calera, en las afueras del núcleo urbano de Pancorbo, y de donde parten también los PRC-BU 221 y 222. Sin embargo, es interesante saber que existe la posibilidad de dejar el vehículo en la entrada del monte, ya en el alto, en el parking de la Peña del Mazo. De este modo saldríamos junto al inicio de la ruta circular.

Una de las peculiaridades de esta ruta es la presencia del caballo losino, raza antigua y autóctona que tiene en Pancorbo la plaza fuerte de su conservación. Con suerte nos cruzaremos con alguna de las manadas durante el recorrido. Para su mejor gestión, el monte está dividido en una serie de cuarteles, lo cual hace que tengamos que cruzar las alambradas en varias ocasiones. En todos los cruces principales existen pasos adecuados para personas que nos facilitarán el acceso.

http://www.pancorbo.es/content/caballo-losino

Partimos de La Calera y afrontamos la mayor pendiente de toda la ruta justo al inicio. Una pista cementada nos conduce hasta la Peña del Mazo, dejando atrás el cruce que nos lleva hacia las Navas y el PRC-BU-221 hacia la Fortaleza de Santa Engracia.

En la Peña del Mazo aprovechamos para asomarnos al mirador desde el que podemos contemplar una fabulosa panorámica del Desfiladero de Pancorbo.

Volvemos a la ruta y, enseguida, nos plantamos en el punto donde se abre la ruta circular. Como la mañana está avanzando, seguiremos por el sector oriental, dejando el occidental, más sombrío, para cuando el calor apriete.

Bajamos 200m por el Camino de La Cárcava, cruzando el alambre por el segundo paso que encontramos en la bajada a mano izquierda (está señalizado), topándonos con Las Fuentecillas. Aquí podemos rellenar las cantimploras, en caso que la subida anterior nos hiciera acabar con el suministro de agua.

Seguimos camino y nos adentramos en la zona conocida como Los Cerros. Desde aquí las vistas al desfiladero son preciosas, pero conviene no despistarse, ya que es zona de campas y hay que asegurarse de ver las marcas que indican la continuidad de la senda. Finalmente, tras rodear Los Cerros y dejar un colmenar a la derecha, la senda se incorpora a un camino hacia el Oeste. Bajamos 150m y llegamos a un cruce.

Si continuáramos recto volveríamos a la pista. Por eso, giramos a la derecha siguiendo las indicaciones y bajamos por un camino de bosque, siguiendo en todo posible cruce el camino de la derecha. La bajada termina en el Barranco del Bardal, lugar de gran frescor que se agradece un día caluroso. Siguiendo barranco abajo encontramos la Fuente de Las Lamas del Bardal, aunque bajaremos sólo en caso de necesidad, ya que es casi 1,5 km entre ir y volver.

Habiendo alcanzado el punto más bajo, no queda otra que volver a subir, tras pasar la alambrada. Eso sí, la cuesta es tendida y se hace corta y amena. Llegamos en la zona del Campo de Los Espinos al cruce con la antigua senda (a mano izquierda nos conduce a la pista) y tomamos la mano derecha hasta el cruce con el Camino de Carrasalineros. Volvemos a cruzar el vallado y continuamos a la izquierda poco más de 100m para, a la derecha, adentrarnos en un bonito encinar cuyo buen estado es resultado del buen hacer de los vecinos de Pancorbo, ya que de ahí han salido las suertes de leña durante muchos años.

A la salida del encinar nos encontramos otro de los puntos de interés del recorrido, compartido con el SLC-BU 90. Lo primero que halla la vista es una antigua edificación recientemente recuperada: se trata del Refugio La Cabaña, gestionado por el Ayuntamiento de Pancorbo. Este era parte de una serie de instalaciones y corrales ganaderos ubicados en el corazón del monte y, lamentablemente, abandonados.

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Continuamos nuestro recorrido y, sin dejar la zona de La Cabaña, llamará nuestra atención un bosque de arces y espinos, escuderos estos de una serie de robles y encinas centenarios de un porte y belleza sin igual. Los árboles centenarios están dispersos, aunque la senda pasa junto a alguno y deja a la vista la mayoría. Es, no obstante, posible ver todos ellos. Tras pasar la alambrada, desde la siguiente gran encina, hay abierto un pasillo a la derecha para visitar el resto que está fuera de la senda.

Tras esta singular y fabulosa visión, retomamos la marcha, volviendo a bajar a otro barranco: el de Los Trampales. En este punto, fresco y sombrío, se vuelve a separar la Senda de Encío. Nosotros continuamos recto, afrontando otra pequeña subida, hasta El Llanillo.

Entre restos de muy antiguas estructuras ganaderas, el bosque de robles nos hace pasillo e incluso túnel. Pasaremos bajo una línea de alta tensión, ya volviendo a bajar, esta vez para llegar al Área Recreativa de Los Paúles. Allí podemos aprovechar para un buen almuerzo, con bancos y mesas, e incluso una fuente. Más no se puede pedir.

Ese punto hace de separación entre los dos sectores de la senda. Ahora acometeremos el occidental, que apenas ha cambiado tras la revisión. Enfrente del área recreativa un camino nos lleva a una antigua tenada, a la izquierda de cuya entrada un paso por la alambrada nos dirige rumbo Sur. A pocos metros a la derecha encontramos la Fuente de La Encina, y poco más allá, la subida a la Ermita de San Mamés. Esta estructura medieval la componen los restos de la mencionada ermita y, en el alto, una serie de tumbas antropomorfas que merece la pena contemplar. Podemos hacernos una idea de cómo habrá cambiado el entorno desde que aquellas personas habitaban el lugar.

De regreso a la senda, continuamos hacia el Sur hasta dar con el Camino del Agua, así llamado por la traída de agua desde la zona de Obarenes, como atestiguan las alcantarillas que encontraremos. Seguimos en dirección a la pista, pero justo antes de llegar a esta, la senda nos sube a Fuente La Dehesa y nos mete de lleno en el hayedo. Esperemos ser afortunados y poder disfrutar del espectáculo del agua corriendo, aunque la sequedad de los últimos años lo está poniendo muy difícil.

Ahora el camino discurrirá por el hayedo, picando hacia arriba. Aquí no nos importará que afuera haga mucho calor o viento: el bosque nos protege. Seguimos camino hacia la Peña Los Ramos, divisando abajo el pinar, y tras atravesar el último paso del vallado, nos encontramos de nuevo en el origen de la ruta circular.

Regresaremos a Pancorbo, esta vez la cuesta es hacia abajo. Una vez allí podemos aprovechar para ampliar conocimientos en el Centro de Información, así como para un refrigerio en cualquiera de los establecimientos del pueblo.