Siguiendo el curso del río transitaremos por diferentes lugares donde el agua modela el paisaje. Desde los cantos rodados del lecho del río en la primera parte del recorrido, hasta elevados saltos de agua, y gargantas sinuosas con hermosas pozas de aguas cristalinas y cascadas.
En la parte más alta de la garganta el arroyo se encaja en profundas grietas abiertas en la roca. Una vez remontado este desnivel se asciende suavemente por un arroyuelo que después se convertirá en un regato. Es al final de la senda, donde se llega a las tranquilas y reposadas aguas de una de las lagunas más desconocidas de nuestra Sierra.
A lo largo de la ruta contemplamos cómo tejos y serbales permanecen unidos al curso de la garganta y la vegetación se aferra a las profundas hendiduras de la roca para conseguir ese líquido elemento indispensable para la vida.