La Junta inaugura el Centro del Lobo como elemento fundamental de la biodiversidad de la Península Ibérica
El Centro del Lobo Ibérico, situado en la localidad zamorana de Robledo –próxima a Puebla de Sanabria-, abre hoy sus puertas oficialmente con el objetivo de desarrollar una labor de divulgación sobre la figura del lobo concienciando al público sobre su importancia fundamental para la biodiversidad en la Península Ibérica; otras de las finalidades son divulgar la gestión que se desarrolla de la especie, promover el desarrollo sostenible de la zona, el turismo de calidad y el centro de investigación en torno a la figura del lobo ibérico.
El centro de divulgación ha sido inaugurado esta mañana por el consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones. Al acto también han asistido José Manuel Jaquotot, subdirector de Silvicultura y Montes; Antonio Flores, subdirector de Fomento del Desarrollo del Medio Rural -ambos dependientes del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente-, así como el alcalde de Puebla de Sanabria, José Fernández. Este centro está ligado al Plan de Conservación y Gestión del Lobo como puesta en valor de este animal como atractivo turístico, y la importancia que supone divulgar y dar a conocer la especie y su ancestral relación con el hombre.
La Consejería de Fomento y Medio Ambiente gestionará el centro a través de la Fundación Patrimonio Natural, tal y como ya se hace con las Casas del Parque y centros temáticos existentes en la Comunidad, como ya lo son el del urogallo cantábrico -en la localidad leonesa de Caboalles de Arriba, en Villablino- o el del águila imperial -en Pedraza, en Segovia-. A su vez, la gestión se llevará a cabo en colaboración con el Ayuntamiento de Puebla de Sanabria para buscar sinergias con el resto de centros de la comarca, especialmente con el Castillo de los Condes de Benavente, situado en el municipio de Puebla de Sanabria.
El Centro del Lobo Ibérico se encuentra situado en plena Sierra de la Culebra, una de las zonas más emblemáticas a nivel mundial en gestión y conservación de la especie, un territorio que también ostenta las figuras de protección de ZEC (Zona de Especial Conservación Natura 2000), Reserva Regional de Caza y Reserva de la Biosfera.
La inversión total en este centro hasta su actual inauguración asciende a 5.509.987 euros, de los que el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha aportado 2,7 millones de euros, la Junta de Castilla y León más de 1,9 millones de euros y el Ayuntamiento de Puebla de Sanabria 700.000 euros. En total serán ocho personas las que trabajarán en el nuevo centro y en función de la demanda se ampliará a diez empleados.
La dotación expositiva del centro de interpretación es un recorrido donde todos los aspectos relativos al lobo ibérico se tratan desde el punto de vista de la relación con los humanos; es una de las especies silvestres con las que ha mantenido una convivencia más intensa a lo largo de la historia, generando un enorme patrimonio cultural y siendo la primera en ser domesticada. Se muestra de manera atractiva su importante huella en la cultura material e inmaterial de la Península Ibérica, el afán por avanzar en el conocimiento científico sobre la especie y el resultado actual de este: una relación entre lobos y personas racional y objetiva, plasmada en planes de conservación y gestión, que garantizan una convivencia armónica entre ambos. La visita al centro es un viaje de descubrimiento de la especie a través de su territorio y una experiencia emocionante, reflexiva y artística, que permite disfrutar con todos los sentidos, utilizando materiales locales, interactivos y manipulables, accesibles para todos sus visitantes.
Distribución del centro temático
Este complejo está compuesto por un centro de interpretación, recintos vallados con tres observatorios elevados -dos de ellos accesibles-, e infraestructuras de manejo y control veterinario. El edificio principal es una construcción integrada con el entorno y eco-eficiente de 1.800 metros cuadrados, que evoca y reinterpreta elementos patrimoniales que simulan un ‘cortello o curro dos lobos’, una guarida típica de la arquitectura popular que data del siglo XVIII, cuyo objetivo es simular la caza del lobo. En los recintos vallados, de tres hectáreas cada uno, se alojan ejemplares de lobo ibérico en régimen de semilibertad, para que puedan ser observados por los visitantes. Los recintos cuentan con vegetación natural, zonas de refugio, charcas artificiales y un completo sistema de videovigilancia para garantizar las condiciones de bienestar de los ejemplares.
En su diseño se han tenido en cuenta tanto los factores bioclimáticos como el uso de los materiales propios de la zona, la disposición enterrada del edificio principal para incrementar su aislamiento, la existencia de una cubierta ajardinada o la iluminación natural a través de lucernarios haciendo uso de las energías renovables. Para facilitar la observación de los lobos, se han construido varias sendas peatonales –algunas adaptadas para el tránsito de personas con discapacidad- con el fin de no alterar sus pautas de comportamiento natural. Algunos ejemplares están socializados con el hombre, por lo que se cuenta con una serie de espacios e instalaciones auxiliares destinadas, tales como recintos de aclimatación o pasillos de manejo.
Observación en estado salvaje
La mayor parte de los ejemplares de lobo han nacido en cautividad y han sido cedidos por parques de naturaleza; otros han sido rescatados del medio natural y recuperados, pero no son aptos para la vida en libertad. Todos ellos están sometidos a atención veterinaria permanente por parte del personal especializado, que se encarga de la Unidad de Manejo y Atención Veterinaria. Su manejo está orientado a que el visitante pueda disfrutar de la observación de su comportamiento como si se encontraran en estado salvaje. En total, el centro acoge siete ejemplares, cinco hembras y dos machos, unidos en dos manadas, ya que su funcionamiento es la unidad social como grupo familiar, muy jerarquizado y territorial.
También se ha propiciado la existencia de parejas alfa o dominantes, para evitar problemas al tratar de adquirir este rango jerárquico, que conviven en tranquilidad con los individuos de menor categoría social.
Visita del centro
El conocimiento del centro permitirá a los asistentes disfrutar de la observación de lobos ibéricos en condiciones de semilibertad; conocer su interesante biología y ecología, los planes que garantizan su conservación y gestión, y el rico patrimonio cultural derivado de su relación con las poblaciones humanas; valorar la importancia de la especie como elemento dinamizador del medio rural; y acceder a los valores y recursos turísticos del espacio natural donde está ubicado.
En el punto de partida del Centro del Lobo Ibérico, el guía comenzará con una introducción sobre la especie y, a continuación, se realizará un recorrido por las diferentes salas del edificio, donde se explican las peculiaridades y características más importantes del lobo. Posteriormente, el grupo se dirigirá a través de las sendas hasta los tres observatorios desde donde se podrá ver el hábitat de la especie y algunos de los animales que allí se encuentran. La visita tiene una duración aproximada de tres horas y media.
Las visitas se podrán realizar de viernes a domingo y los días festivos en la modalidad de visita libre, dentro del horario de apertura del centro: de 10.30 a 14.00 horas y de 16.00 a 19.00 horas. También de martes a jueves en una visita concertada, siempre guiada, que se podrá solicitar a través de la web, correo electrónico o por vía telefónica. El precio de la visita general es de cinco euros por persona y existe una tarifa reducida de tres euros para grupos y diferentes colectivos.
Los visitantes tienen a su disposición Casas del Parque en la provincia de Zamora: una de ellas, la del Parque Natural del Lago de Sanabria y alrededores, junto a su complementaria de San Martín de Castañeda, se encuentra ubicada a pocos kilómetros de la Casa del Lobo, en El Puente se Sanabria, en Galende; las otras dos, más alejadas, son las de El Palomar, en Villafáfila, de la Reserva Natural de Las Lagunas de Villafáfila; y la del Convento de San Francisco, en Fermoselle, del Parque Natural de Arribes de Duero. Estas instalaciones tuvieron más de 72.000 visitantes en 2014.