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La Consejería rinde homenaje al fallecido ingeniero Juan Jesús Molina por sus ejemplares trabajos de repoblación del monte Riocamba

La Consejería rinde homenaje al fallecido ingeniero Juan Jesús Molina por sus ejemplares trabajos de repoblación del monte Riocamba
Foto de familia del homenaje al ingeniero de Montes Juan Jesús Molina
La Consejería de Fomento y Medio Ambiente ha rendido esta mañana un homenaje al ingeniero de Montes Juan Jesús Molina, fallecido el pasado mes de enero a los 100 años, en reconocimiento a sus continuados trabajos de repoblación del monte Riocamba, propiedad de la comunidad autónoma de Castilla y León y que reiteradamente ha sido asolado durante siglos por repetidos incendios. Su gestión se convirtió en un referente de los trabajos del Plan de Repoblación Forestal Nacional.

El homenaje al ingeniero de Montes Juan Jesús Molina ha tenido lugar esta mañana en el mismo monte Riocamba, término municipal de Cea, en la provincia de León, y ha contado con la presencia del director del Medio Natural, José Ángel Arranz, del delegado territorial de la Junta en León, Guillermo García, y de familiares y compañeros, así como de técnicos de la Consejería y representantes del Colegio Nacional de Ingenieros de Montes, quienes han celebrado el descubrimiento de un placa conmemorativa en su honor por sus ejemplares trabajos de recuperación de este monte, cuya beneficiosa repercusión se puede disfrutar hoy.

El monte Riocamba es propiedad de la comunidad autónoma de Castilla y León y es administrado por la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, a través de la Dirección General del Medio Natural, al igual que el resto de montes propiedad de la Comunidad y de los más de 3.700 montes de utilidad pública. El Servicio Territorial de Medio Ambiente de León es el encargado de su gestión, que figura con el número 934 en el Catálogo de Montes de Utilidad Pública de León. Esta es la provincia que más montes de Utilidad Pública tiene de España, superando recientemente los más de 1.000 declarados.

El monte tiene una superficie de 2.500 hectáreas, cubiertas mayoritariamente de pinares de repoblación, con presencia también de robledales. Precisamente, su extremo sur está incluido en el LIC Rebollares del Río Cea. Fue adquirido por el Patrimonio Forestal del Estado en 1944 a la junta vecinal de Cea y ese mismo año se redactó el Proyecto de Repoblación Forestal, suscrito por el ingeniero de montes Juan Jesús Molina para la recuperación del bosque. Se describía entonces el estado general del monte como de acusada degradación: siglos de incendios repetidos y devastación ganadera habían convertido el frondoso bosque de otros tiempos en una enorme extensión de brezo salpicada de brotes de rebollo recomidos y requemados; solo algunas vallejas de la zona sur cobijaban algunos rodales de roble.

Repoblación ejemplar

Los trabajos de repoblación comenzaron al año siguiente y se prolongaron hasta 1962, convirtiéndolo en un referente de los trabajos del Plan de Repoblación Forestal Nacional. La cuantiosa afluencia de decenas de peones para estos trabajos llevó a construir una casa forestal, así como numerosas viviendas que configuraron un pequeño poblado, con su escuela e iglesia propias.

Aquí se ensayaron diversos tipos de repoblación y se abordaron los primeros trabajos de mecanización. Además de la repoblación de los páramos con pinos, se realizaron también interesantes plantaciones con hileras de abedules junto a los cursos de agua, se crearon puntos de agua y siembras de pastizal para mejorar la calidad del hábitat faunístico y se resaltaron algunas matas de roble para guiar su desarrollo. Estos trabajos se extendieron luego a toda la comarca de los páramos del Cea y del Carrión, a caballo entre las provincias de León y Palencia, creándose así una masa forestal que hoy se extiende sobre más de 25.000 hectáreas. La masa implantada se fue desarrollando y cobijando una fauna y flora cada vez más ricas. Los lobos fueron protegidos y los venados se hicieron proverbiales por su abundancia y la calidad de sus trofeos. Al abrigo del pinar, a mediados de los años ochenta, aparecieron los primeros helechos, poco después los primeros acebos, y el roble se fue paulatinamente recuperando y extendiendo.

Este monte fue el primero procedente de plantación de Castilla y León en contar con un instrumento de ordenación forestal aprobado, desde 1999, que definía el régimen de claras que los sucesivos ingenieros responsables de su gestión han venido organizando, a un ritmo sostenido de más de 5.000 toneladas de madera extraídas anualmente. En la actualidad, el monte está sujeto a una gestión forestal sostenible que ha sido certificada por AENOR, conforme al sistema PEFC, que es el más utilizado en el mundo.

Castilla y León es la comunidad mayor propietaria de montes de utilidad pública con un total de 174 y una superficie que supera las 72.000 hectáreas.